El dopaje y la corrupción (junto a la violencia) son las dos lacras más dañinas que acosan al deporte de hoy. Van de la mano en el escandaloso caso que acaba de destapar la AMA. El atletismo ruso ha sido totalmente suspendido de participar en cualquier competición como consecuencia de una oscura trama que adquiere unas dimensiones inéditas hasta hoy.
Se trata de un gravísimocaso de dopaje institucional que salpica a todo el sistema de control: desde los deportistas y su entorno, que han engañado a sus competidores, a la afición y a sí mismos; pasando por los responsables de la IAAF, cuyo presidente está acusado por la justicia francesa de haber cobrado un millón de euros en sobornos por ocultar estas prácticas; y llegando incluso hasta el Gobierno ruso, sospechoso de haber destruido centenares de muestras de sangre del laboratorio de Moscú. Todos tienen oscuros intereses: los deportistas, lograr unas marcas que no conseguirían limpiamente; los cargos federativos, enriquecerse a costa de su poder, aunque ello resulte contrario a los valores que deben preservar; y el Gobierno ruso, obtener una posición en el medallero que aumente su prestigio internacional. El sistema de control del dopaje es muy complejo e implica a actores muy diferentes, lo que hace más difícil la impunidad. Pero también es un sistema distinto en cada país, que unas veces se encuentra tutelado por los poderes públicos y otras está regido por entidades privadas. Los hechos demuestran que ni siquiera los poderes públicos garantizan ya la limpieza del deporte. La única solución es encontrar medios de análisis más efectivos, pruebas inmediatas e infalibles del dopaje. La buena noticia es que en España se desarrolla actualmente una investigación pionera, analizando la huella que estas sustancias dejan en el sistema inmune: un mecanismo infalible para detectar el dopaje. Se abre una puerta que puede ayudar mucho a acabar con esta lacra. Hasta que, en este juego de policías y ladrones, donde todos llegan a estar corruptos, se encuentre una fórmula para seguir engañándonos a todos.
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