Creo que no me equivoco al afirmar si a todos nos sorprendió un poco la precipitada marcha de Cristiano Ronaldo del Real Madrid este verano, más si cabe tras el gran año realizado por el portugués. Esta semana se ha conocido que el jugador ha alcanzado un acuerdo con la Abogacía del Estado y la Agencia Tributaria por el que reconoce haber defraudado al fisco una cantidad cercana a los 5,7 millones de euros, muy por debajo de los 14,7 que inicialmente cuantificaba Hacienda. No obstante, en virtud de dicho pacto CR7 tendrá que abonar finalmente a Hacienda una cifra cercana a los 18 millones de euros, entre cuotas dejadas de ingresar, intereses y multa, y le será impuesta una pena de prisión de dos años que el jugador ha planteado a la fiscalía conmutar, en contra de lo que sostiene Hacienda, por una multa económica cercana a los 350.000 euros. Desde el sindicado de técnicos de Hacienda se han mostrado muy críticos con el acuerdo formalizado y alcanzado entre el jugador y la fiscalía, puesto que consideran que había suficientes argumentos para haber conseguido recaudar la totalidad de la cantidad que ellos estimaban defraudada. Por otro lado, desde el citado sindicato lanzaban mensajes de advertencia al jugador sobre su posible consideración de residente fiscal en España en el presente ejercicio 2018, a pesar de su marcha a la Juventus de Turín, para lo que será determinante conocer la fecha de formalización del contrato con su nuevo equipo. A la vista de todo esto, y de la menor presión fiscal en el país transalpino, es lógico pensar que estas circunstancias han influido en su decisión de abandonar el Real Madrid. Felices vacaciones. Volveremos en septiembre
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