No podemos negar que los drones en general, y las carreras de éstos en particular, están ahora despegando en nuestro país, aumentando por día los adeptos a esta emocionante especialidad integrada en la modalidad de aeronavegación deportiva.
Aunque por el momento las carreras de drones se presentan como un apasionante entretenimiento, lo cierto es que se está convirtiendo en todo un deporte tecnológico.
Poco a poco están conformando un nuevo espectáculo deportivo en España, aunque todavía no gozan de la condición de modalidad deportiva, sino de simple especialidad dentro de la eronavegación.
Así, estas carreras de drones deben incluirse en la Federación Aérea Internacional (FAI) y la Real Federación Aeronáutica Española (RFAE). De forma que sólo la RFAE podría organizar competiciones oficiales en territorio español (y las federaciones autonómicas en sus ámbitos), y ejercer las competencias que tuviese asignadas sobre tal especialidad.
En cualquier caso, no está del todo claro cuál sería el régimen jurídico-deportivo que debe aplicarse a estas carreras de drones, puesto que todo parece apuntar a que el régimen legal transitorio en el que se enmarca el uso de drones civiles en España (fundamentalmente establecido en el artículo 50 del RDL 8/2014) no le resultaría de aplicación.
No obstante, lo que queda fuera de toda duda es que para la participación en competiciones oficiales resultaría necesaria la obtención de licencia, la formalización de seguro de responsabilidad civil y el sometimiento en su caso a la nueva normativa sobre F3U Multirrotores, aprobada el 1 de enero del presente año por la FAI e incorporada por la RFAE.
En definitiva, nos encontramos ante un deporte emergente que se está viendo afectado por los mismos problemas que otras especialidades deportivas tuvieron que solventar en su origen.